A
Coreth lo conocí cuando a un sabio y querido sacerdote le
escuché las siguientes
palabras: “Maritain me dio
ilusión, Vernaux esperanza, Gilson alegría, pero firmeza, esa me la dio Coreth”. Tanto fue el elogio que
me puse a
buscar algunas de
sus obras y,
siendo joven y arrogante en
aquellas épocas, me
di cuenta que
no es un autor para principiantes. Lo dejé por un
tiempo. Años más
tarde para un trabajo
de Antropología filosófica
me lo encontré con su “¿Qué es
el Hombre?” y desde
entonces no lo he soltado. Hace poco
hallé este “Dios en la Historia del Pensamiento Filosófico” y
la verdad es
que me gustó mucho.
Tiene otras cuantas
joyas que espero poner
en esta biblioteca, pero nunca se sabe.
Disfrútenlo.
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