¡Qué manera de perder el tiempo con otros autores, cuando acá, al lado de la cordillera teníamos al Chesterton Hispano, nada menos que al rebelde y no menos tradicionalista Leonardo Castellani! De a poco me estoy leyendo su obra y tengo que decir que ha sido una gozada lo mismo que una pena. El gozo es por encontrar tanta luz en sus latinas, campechanas y alegres palabras que se para refieren a los temas más profundos y difíciles, lo que ha sido un descanso para el alma y la inteligencia; pero también tengo pena, porque tanta sabiduría se encuentra en gran parte oscurecida por los deslucidos autores modernos, preferidos de editoriales ateas, que demuestran en cada página la falta de talento y la erudición discutible.
Acá les
dejo esta obra
grande en todos los
sentidos y que
les servirá de
fuente a la hora que
deseen escribir de Kierkeegard o de Santo Tomás.
El danés me ha sorprendido mucho, en especial cuando en un artículo, cuyo autor
no recuerdo, se le llamó el “Niesztche
cristiano”. No creo que le hubiera
gustado el apelativo pero
hay algunos que lo
siguen defendiendo, sobre
todos los que no
lo han leído. Será un
descubrimiento para muchos por partida
triple: tanto de Santo Tomás,
de Kierkeegard y de Castellani.
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