Hay momentos que se nos olvida que nuestra fe vive en tensión con el pasado y el presente, porque tiene una promesa del futuro que es irrenunciable. No podemos, como si fuéramos un club, un partido político o una empresa, "reformular" nuestras prioridades, en función de un ranking temporal que nos "obligaría" a ser más populares y entretenidos. Hay, entre los muchos signos que permiten distinguir la fe cristiana, uno en especial que nos hace mirar siempre más allá de los presentes funcionales y de los pasados, llenos de luces y sombras, a saber: La fe escatológica, la confianza que tenemos en que todo el universo, nuestra frágil vida incluida, se halla en una ruta imparable hacia un Reino inminente.
El autor de este libro, Francisco Contreras, nos invita a volver a mirar hacia ese futuro pleno que las Escrituras nos lo presentan como "La Nueva Jerusalén". Haciendo un recorrido por las fuentes escriturísticas, el autor nos ofrece la visión de una parte del proyecto cristiano que muchas veces olvidamos, incluso ni siquiera podemos identificarlo en la liturgia. He aquí un texto que sin duda será de una formidable ayuda para quienes vivimos como peregrinos de la ciudad a la que caminamos.
En lo personal, este texto ha sido de gran ayuda en mi vida de oración. Confieso que cuando oraba con los salmos, una de las dificultades que tenía eran las menciones insistentes , pero por demás entendibles, a Jerusalén. No soy judío, así que las menciones a las localidades de Palestina me parecían difíciles de asimilar.Este texto me ha entrega una luz tan oportuna que ahora, parafraseando al salmista puedo decir: "¡Si me olvido de ti, Nueva Jerusalén, que se me seque la mano derecha!
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